Tras este acrónimo se esconde uno de los rumores más enigmáticos de la Segunda Guerra Mundial, a la par que el título de la que probablemente sea la mejor novela histórica que he leído. Laurent Binet, su escritor, nos sitúa en 1938 cuando Europa asiste impasible al derroche de fuerza y locura de la Alemania nazi.

Hitler ya ha dado forma a su ambicioso plan de conquistar Europa. Tras anexionarse Austria con facilidad y con la vía libre que le concedieron los humillantes Acuerdos de Munich (en los que tanto Inglaterra como Francia se amilanaron cobardemente ante el farol nazi), la Wehrmacht invade en pocos días la República Checa y se establece el Protectorado del Bohemia y Moravia, un eufemismo que esconde una realidad bien diferente: la represión brutal de un estado a manos de otro.

Pero, volviendo a la pregunta en forma de titular del post, os estaréis preguntando, o no, qué relación tienen esas siglas con los hechos que os estoy contando. HHhH o lo que es lo mismo, Himmlers Hirn heisst Heydrich, “el cerebro de Himmler se llama Heydrich”. Aquí Binet nos introduce una idea muy concreta: quien realmente corta el bacalao es Heydrich.

Presentémosles. Reinhard Heydrich, (a la derecha en la foto), jefe de la GESTAPO, Protector de Bohemia y Moravia, arquetipo de ario nazi: alto, rubio, hermético, altivo y desmesuradamente cruel. Su fama le precede: “El Carnicero de Praga”, “La Bestia Rubia”… son apodos que dan fe de la violencia con la que sometió a los checos durante la ocupación nazi. Un tipo inteligente, eficiente, resentido y ambicioso que escaló rápidamente en el organigrama del Tercer Reich, hasta tal punto que se consolidó esa leyenda de ser más influyente que su superior, el número dos del régimen, Heinrich Himmler, (a la izquierda en la foto), esa especie de Topo Gigio con gafas de concha y bigote ridículo.

A la caza de la Bestia: Operación Antropoide

Viendo el modo en que la República Checa estaba siendo oprimida por el nazi más sanguinario y competente de todos (y no me refiero a tito Adolfo), el gobierno checo en el exilio decide actuar. Pone en marcha la Operación Antropoide (me suena a título de documental de la National Geographic) que tiene como objetivo asesinar a Heydrich. Para ello, para llevar a cabo este golpe que demuestre al mundo que la resistencia checa está viva, son reclutados dos jóvenes, nuestros dos héroes: Jozef Gabčík, eslovaco, y Jan Kubiš, checo.

Ahora bien, cualquiera que coja la novela y se le ocurra echar un vistazo a la contraportada podrá leer el final de la historia: tras el semifallido atentado (y no explicaré por qué digo semifallido) los dos héroes “se refugian en una iglesia, donde, delatados por un traidor y acorralados por setecientos hombres de las SS, se suicidan”. Pues vaya, diréis. Qué interés tiene leer una historia que ya sabes cómo acaba. Os aseguro que lo realmente atractivo de esta obra es conocer el proceso que engendró uno de los episodios más conmovedores de la Segunda Guerra Mundial y que tiene todos los números para convertirse en guión de cine: un atentado, una víctima, dos héroes, un traidor. ¿Qué más se puede pedir?

Sin embargo, ciñéndonos al ámbito literario, HHhH se presenta como una auténtica rareza, una inteligente y apasionante combinación de novela, investigación y ensayo. Una novela documentada o documental novelado que establece un línea muy difusa entre ficción y realidad, en donde el autor interactúa con el lector generando una empatía que nos hace sentir partícipes de la gestación de la obra, como si entre bambalinas nos estuviéramos asomando a un making of.

Binet nos regala un brillante y original ejercicio de estilo en el que combina con maestría pasajes cargados de tintes fílmicos (espectacular la secuencia del atentado), momentos de épica (cuatro hombres conteniendo a setecientos soldados en la cripta de la calle Resslova) y lúcidas reflexiones (“Frente a las pretensiones arrogantes de Alemania, las dos grandes democracias del Oeste se han achantado, Hitler puede brincar de júbilo.”), ensamblando una obra maestra galardonada con el premio Goncourt de primera novela. Sinceramente, quedaos con este nombre, Laurent Binet, un joven talento que habrá que seguir de cerca.